Efecto Estocolmo: ¿Un mundo sin redención?
Rolando J. Núñez H.
“El arte del escritor consiste ante todo en hacer que
olvidemos que emplea palabras”
(Henri Bergson, filósofo francés/Premio nobel de
literatura, 1927).
No dudaría ni por instante en calificar de “novela negra”
la opera prima de Surimar Suárez González. Al leer Efecto Estocolmo (2023)
no he podido evitar pensar en autores como Agatha Christie o Edgar Allan Poe,
pues esta historia nos va llevando, de manera sugestiva y envolvente, por los
parajes oscuros y sórdidos de un mundo, o submundo, que no consigue redención
por más que la busca. Cada página nos empuja a la siguiente con la expectativa viva
de que Karen, la protagonista, consiga un poco de luz en un mundo que pareciera
“no tener nada que ofrecerle”.
En esta novela se funden los vacíos y búsquedas
existenciales de la protagonista con las miserias del tejido delincuencial que
no vemos pero que está ahí, que forma parte de esa sociedad en la que ingenuamente
vivimos, soñamos y estamos.
Con lo que nos topamos en cada párrafo es con una telaraña
oscura que se teje en torno a cada uno de los personales que son víctimas y al
mismo tiempo son victimarios, que son crueles y al mismo tiempo son tiernos, que
son depredadores y al propio tiempo son presas…
Y, sin embargo, leer el texto de nuestra joven escritora
es dejar que nos posea el escalofrío de la belleza que es como define Theodor
Adorno el arte, como aquello que nos estremece, que nos genera escalofríos,
momentos felices y momentos afectivamente duros.
Valdría la pena mencionar que es esta una novela muy dinámica, muy “movida”, pudiéramos decir incluso que muy cinematográfica, que mantiene en todo momento la tensión y la atención del lector.
Mientras el lector acompaña a Karen, en ese viaje de la heroína,
llega a pensar, como ella, “en sus adentros”, que el mundo no puede ser tan
malo. Es difícil, también, no pensar en Dante, que inicia su viaje en medio de
un bosque oscuro, porque la novela Efecto Estocolmo es una novela oscura que
busca la luz, que busca entender, que busca comprender, como, de una u otra
manera, buscamos todos en nuestra peripecia existencial. Son muchos los
momentos en los que nuestra heroína, Karen, siente que “El mundo no tiene nada
que ofrecerle”; y, sin embargo, sigue adelante. Después de leer esta historia,
y paladear los méritos literarios de su trabajo, nos vemos animados a decirle a
Surimar que no deje de escribir, pues lo hace muy bien.
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