Crisis Educativa Venezolana


¿Se Puede Educar Hoy en Venezuela?

Rolando J. Núñez H.
                “Una reflexión sobre los fines de la educación
es una reflexión sobre el destino del hombre”
(Fernando Savater).


           
Juan Salvador Pérez es presidente de la organización católica “San Ignacio”, fundada en 1958, que lleva adelante el funcionamiento de dos escuelas en Petare para niños y jóvenes de la zona de escasos recursos. En mayo de 2019 Pérez declaraba en una entrevista de radio que más que dedicarse a lo estrictamente pedagógico – educativo han tenido que volcarse a temas como alimentación o aporte nutricional a la dieta de los niños que reciben. Luisa Pernalete, maestra de larga trayectoria, es coordinadora de Educación Para La Paz de "Fe y alegría" a nivel nacional; conoce como pocos la realidad educativa popular en todo el país.  Pernalete coincide en su análisis con Juan Salvador Pérez cuando dice: “La escuela tiene que ocuparse de cosas de las cuales no debería ocuparse”; se refiere a aspectos como inseguridad, alimentación, sueldo de maestros, infraestructura, dotación, pérdida de clases, etc. Tristemente esta es la realidad de la casi totalidad de las instituciones educativas en Venezuela en la actualidad. El hecho claro, lo evidente, es que la deserción escolar ha sido, y sigue siendo, escandalosa. Se van los estudiantes y se van los docentes; dejan de ir porque salen huyendo del país ante la crítica situación política y socioeconómica o simplemente dejan de ir porque no tienen comida, o porque ya no le ven sentido seguir asistiendo a las instituciones. Tanto maestros como niños y jóvenes deben dedicarse a cualquier actividad para sobrevivir y mientras las escuelas se caen a pedazos porque no reciben dotación, insumos ni recursos de parte del estado que solo en cadena nacional, y desde la pura retórica, atiende los clamores de la gente que pide que no se deje morir de mengua la educación oficial.
            En los últimos años no se han construido escuelas en Venezuela o se han construido muy pocas. Esta situación de éxodo, crisis económica y pérdida del sentido del estudio ha generado un bajón en la matrícula escolar, especialmente en los primeros grados. El “gobierno” chavomadurista hizo una “consulta educativa nacional”  y no puede uno dejar de preguntarse: ¿hizo algo con esos resultados? Uno de los graves problemas que enfrenta la educación venezolana, en las últimas dos décadas, es que carece de diagnósticos oficiales serios.
           
Surge entonces la pregunta: ¿Cómo se ocupan los docentes de la “calidad educativa” si tienen que dedicarse a múltiples tareas cada vez más alejadas de lo estrictamente educativo?
            ¿Quién puede educar hoy en Venezuela? El Estado, secuestrado por el chavomadurismo, no puede porque desde allí lo que priva es lo ideológico, el afán ideologizador como garantía para mantenerse en el poder a como dé lugar. Instituciones como "Fe y Alegría", pionera y modelo en educación popular, hacen maromas para medianamente atender a su población estudiantil pues cuenta con escasos recursos ya que recibe un bajísimo financiamiento del Estado y exangües donaciones del sector privado. 
     ¿Qué queda entonces? Desde hace ya varios años un sector de la población ha buscado refugio en las llamadas escuelas privadas, llamadas "de pago" en algunos países, que, hay que señalar, nunca llegaron a un 15% de la educación global venezolana. ¿Resuelven estas instituciones el problema? Hay que decir que muchas de estas escuelas y liceos, de carácter privada, siempre han sido animadas por el afán de lucro, aunque en la fachada se diga lo contrario. Han sido vistas como un puro negocio que no tiene muy en cuenta la calidad de la educación y la transparencia de los procesos de aprendizaje. Evidentemente no se trata de meterlas a todas en el mismo saco pues hay iniciativas de carácter privado que se han caracterizado por ofrecer una excelente formación académica y humana. Si a esa prioridad crematística sumamos ahora la sobrepoblación generada por la inexistencia de una educación pública que garantice unos mínimos de calidad, tenemos que las instituciones de carácter privado que puedan garantizar “algo” de calidad educativa son bastante escasas. Con aulas sobrepobladas es muy poco lo que se puede enseñar y menos aun lo que se pueda educar; si además tenemos representantes que desde la soberbia de su posición económica no hacen sino justificar a ultranza a sus representados, muy difícil la tenemos los que queremos seguir enseñando en Venezuela. Hay que decir, hablando de educación privada, que la gran mayoría de estudiantes y padres colaboran y hacen las cosas bien, el problema es ese pequeño grupo que nunca falta en una sociedad (a nivel micro o a nivel macro), en las instituciones, que es el que infringe normas, irrespeta acuerdos y pretende saltarse leyes.
     A todo lo anterior habría que agregarle esa espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los docentes venezolanos llamada LOPNA: Ley Orgánica de Protección del Niño y el Adolescente. Es esta una ley extremadamente proteccionista que enfatiza muchísimo los derechos pero poquísimo es lo que regula acerca de deberes; así, ante los infaltables episodios de indisciplina el maestro venezolano está de manos atadas pues está constantemente bajo la mirada inquisidora del ministerio de educación venezolano que funge de defensor a ultranza del estudiante y de verdugo implacable del docente.
            Así, la indeseable y dolorosa conclusión, y respuesta, a la pregunta planteada en el título es que en Venezuela, como sociedad, como país, no se está educando, no hay condiciones de posibilidad reales para ello; si alguien está cumpliendo ese cometido serán excepciones muy aisladas, muy atípicas, pues sin maestros o con docentes mal pagados, descontentos, mal formados o sin tiempo ni disponibilidad para formarse y reciclarse, con hambre, enfermos, es difícil enseñar, educar futuros profesionales y buenos ciudadanos.
           
Son muchos, y difíciles, los retos que tiene la sociedad venezolana desde el punto de vista educativo: hacer retroceder la deserción escolar; diseñar e implementar un sistema de evaluación que permita disgnosticar y mejorar el tema de la calidad educativa. Otro aspecto urgente tiene que ver con el enfoque curricular pues no nos podemos conformar con enseñarle “contenidos” a nuestros muchachos sino que además necesitamos introducir en las aulas de clases procesos reflexivos integrales que enseñen a “pensar” y no a un mero repetir, en fin son muchas las tareas pendientes pero no imposibles de encarar. Hace falta eso sí, menos demagogia y más voluntad política, social, gremial y personal de cada docente, de cada padre y/o representante e incluso de cada estudiante. De momento, la educación venezolana está en terapia intensiva.  

Comentarios

  1. Triste realidad educativa que vivimos.
    Aún y cuando algunos hagamos el esfuerzo de dar lo mejor desde una pedagogía dialogante, este granito de arena pareciera no estar haciendo montaña. Usted explica muy bien el porqué.

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  2. El asunto educativo, requiere urgentemente una revisión y un debate sincero y honesto. Las condiciones no son las idoneas para hacerlo, pero realmente, desde los pequeños espacios que son nuestras aulas ir propiciando el pensamieto crítico en nuestros estudiantes que lo que ocurre actualmente en nuestro país en educacion, no es normal y que tiene que cambiar por el bien de todos. Excelente articulo

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