Una Fenomenología y una hermenéutica Encarnadas
Tras
una Fenomenología y una Hermenéutica que buscan Significados Vitales
Rolando J. Núñez
H.
“Las raíces
suponen ser el sostén de la majestuosidad arborescente,
me recitan de la
autonomía, la beneficencia, la no
maleficencia y la justicia;
principios que
se hospedan entre ellas” (Anaid Castillo/La
Vida en Enacción Espiritual, p. 307 )
¿Cómo significar las relaciones, la vida? Investigando
acerca de lo cotidiano, no acerca de lo raro, lo extraño, o lo que suena a
rimbombante o lejano a ti. A la luz de lo "ordinario" se puede conseguir
las claves de lo "ordinario" y también de lo extraordinario, de lo impactante. Volver
a eso que alguna vez el pensador francés
Alain Finkielkraut llamó los “gestos elementales”
Aquí hay que plantearse una pregunta clave: ¿qué es
aquello que no entiendo (explícitamente) en el texto, o en el contexto, pero “pone
las condiciones de posibilidad”, es decir, hace que el “dato” sea lo que es? La
pregunta del investigador ha de ser entonces por aquello que está entre líneas,
que no se ve a primera vista, que quizá no percibo en las primeras de cambio
pero que si reviso con detenimiento me puede dar coordenadas de lectura capitales
para la comprensión.
Una pista, entre tantas puede que sea el “dónde” me ubico
o se ubica el actor del acontecimiento al que me aproximo, que quiero
comprender. Si no me intereso por el “donde” no puedo hablar de “espacio”; el
topos, el “lugar” epistemológico, ontológico, esa es otra cuestión central.
Siguiendo el hilo reflexivo hay que añadir que, leer a un
Lévinas, pongamos por caso, desde la “vista” es difícil, pero desde el “oído” se abre a la
comprensión. ¿Por qué? Porque el autor “bebe” de aguas bíblicas para armar su
pensamiento y en texto bíblico el sentido que predomina, que campea es el
sentido del oído, no el de la vista: “el que tenga oídos que oiga”. En síntesis,
su trasfondo es teológico – filosófico en un contexto como el hebreo que
privilegia el sentido del oído por encima del de la vista.
Así, desde esta perspectiva, la redefinición que
pudiésemos hacer de “significado” parte de realidad, no de la teoría. Pasa por
lo lingüístico pero no se queda allí. Un Gadamer, por ejemplo, hace
hermenéutica del texto (¡Y lo hace estupendamente, además!), pero lo que
necesitamos es leer ese “texto” en su “contexto”, interpretar y comprender la
realidad, más allá del texto. Esto es plantearse, por ejemplo, la diversidad cultural,
la otredad de culturas. Un Foucault hace análisis del discurso pero no va a las
condiciones de posibilidad de ese discurso; él va a las reglas de construcción,
de producción del conocimiento; Foucault, en La Arqueología del Saber, reconoce que eso tiene un fuerte sesgo
positivista, pero es el camino que él sigue.
Esto nos plantea también la pregunta por la cultura; la
élite la definirá como las manifestaciones refinadas del arte y las ciencias
oficiales; el marxismo lo hará desde su visión materialista, ideológica y “dialéctica”,
aunque ya en el poder le agregará lo folclórico para manipular a través de
medios y redes sociales. Habría que decir que, la cultura, en un sentido mucho
más amplio implica la “palabra”, lo “simbólico”; es decir, en su verdadero
sentido, la “cultura” vendría a ser “todo lo que hace, dice y piensa un pueblo
en el contexto”, lo bueno y lo malo, sin nada de idealizaciones..
Sobre cómo comunicar los significados, los hallazgos, la
cultura y la vivencia: aquí no podemos dejar de lado el estilo pues, por un
lado tenemos textos que precisan, aunque no sean comprendidos por todos y
textos que se valgan de la metáfora, de la anécdota, de los llamados “niveles
de significación”, para que sean más accesibles, didácticamente más asequibles.
El camino fenomenológico y hermenéutico es procesual, es
vivencial, es reflexivo y tiene altibajos, meandros, hallazgos, dulzuras y
amarguras, como la vida.
Gracias por la mención en el epígrafe. Gracias por hacerme ver otras ideas sobre la fenomenología y la teología. Sin duda, siempre es grato leerle, acceder a esas ideas que están frente a nosotros y no vemos, y a aquellas que suenan, que vibran, pero no oímos.
ResponderBorrarGracias a ti por regalarnos tus talentos, tus esfuerzos y tus ideas.
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