Escritura y Formación Docente
¿Cómo escriben nuestros futuros
docentes?
Rolando J. Núnez
H.
“Si
no lees, no sabes escribir, y si no sabes escribir, no sabes pensar”
(Alejandro
Martínez Gallardo)
Partamos de la premisa de que “escribir” es el acto
humano a través del cual expresamos en signos gráficos, dentro de un
determinado idioma o lengua, nuestras ideas, percepciones, creencias o visiones
de mundo. Es decir, el “saber escribir” no puede limitarse a copiar o repetir
letras, palabras, frases y oraciones, va mucho más allá: escribir significa
expresar, comunicar nuestro mundo interior de manera tal que los demás me
puedan comprender. En ese sentido, un buen maestro no puede limitarse a la pura
oralidad para enseñar, debe poder comunicarse con sus estudiantes, pares y
comunidad de manera fluida y efectiva a través del acto de la escritura y
enseñar, además, tiene que enseñar a sus estudiantes a dialogar con el mundo a través de ese
medio. Lo que investigaciones, intuición y cotidianidad nos revelan es que no
es eso lo que ocurre: nuestros docentes no escriben o lo hacen solo si no queda
otra alternativa. ¿A qué se debe esto? ¿Preparan las universidades para que el
futuro docente egrese con las competencias necesarias para que se exprese por
escrito?
Para tratar de responder a esto acudo a la fenomenología
de la vivencia que cotidianamente tengo como profesor del Área Socio filosófica
en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL); una vez elaborada
esa fenomenología haremos la hermenéutica que corresponde para no quedarnos en
la pura descripción o no rebotar en la inmanencia de la conciencia. Diez
jóvenes, de veinte que han comenzado el curso (“Pensamiento Filosófico y
Pedagógico”, ofrecido en el segundo semestre), escriben un ensayo basado en
varias sesiones de trabajo previas en las cuales nos hemos dedicado a comentar,
discutir e interpretar los primeros capítulos del libro Las Preguntas de la Vida del filósofo español Fernando Savater.
Cada capítulo es leído previamente a la clase, en forma individual, y en la
clase se genera la discusión a partir de las intervenciones de los estudiantes
y la moderación – clase del profesor de la asignatura, que en este caso soy yo - . También, previamente se le ha dado a los estudiantes una serie de pautas y
orientaciones para realizar el ensayo.
Los estudiantes realizan el ensayo en el aula y tienen la
libertad de sacar “apuntes” (los que se toman la molestia de hacerlos a lo
largo de las clases previamente vistas), tabletas y celulares donde llevan el
texto mencionado arriba. Es decir, no es una prueba de conocimiento, es una
evaluación donde el participante del curso debe plantear su visión del tema
dado; en este caso se le ha presentado una cita en los siguientes términos:
Elabore
su ensayo interpretando el siguiente pensamiento: “El secreto de la libertad
radica en educar a las personas mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos
ignorantes” (Robespierre).
Indicaciones: 1) debe hacer referencia en su
ensayo a los temas, discusiones y comentarios hechos en clase y b) tener
presentes las pautas y orientaciones para elaborar ensayos.
Hay que
puntualizar también que a lo largo de las distintas sesiones de trabajo, la
dinámica de clase no se ha limitado a “dar una lección” sobre lo que dice el
autor en los distintos capítulos de su libro sino que el desarrollo de la
actividad enfatiza en la lectura crítica del texto, por parte del estudiante y
del docente, pero además se insiste en contrastar las ideas del texto, y de los distintos autores (o corrientes filosófico-pedagógicas) que se van exponiendo, con la realidad socio política que
vivimos los que allí estamos; de modo que no se pretende un estudio pasivo (ni puramente abstracto) sino
más bien un triángulo en donde está el texto, el estudiante y la realidad.
Pues bien, de esta dinámica de clase y de estudio
proviene el contenido y el proceso a evaluar, y plasmar, en ese ensayo. ¿Cuáles
son los resultados de esa evaluación?
La investigación cualitativa se sostiene sobre una teoría
del conocimiento la cual propone que es más importante el “significado” que el “dato”;
es decir, no necesitamos tener los resultados de los ensayos de “todos” los
estudiantes venezolanos para saber cuáles son las habilidades escriturales de
la población que estudia educación en Venezuela, porque no se trata de números,
de estadísticas sin más, se trata de los significados sociales y culturales que
están en estos diez jóvenes que han participado de la evaluación. En ese
sentido, asumimos el criterio metodológico de que en lo individual conseguimos
lo social, lo cultural e incluso lo epistemológico. El científico social Franco
Ferrarotti (1926 - ) habla de contracción de lo nomotético en lo ideográfico;
lo social subsumido en lo individual. En
este orden de ideas, asumo como premisa metodológica lo dicho por Kahlil Gibran
(1883 – 1931): “He conocido el mar meditando en una gota de rocío”. No obstante, hay que repetirlo hasta la
saciedad: no estamos hablando aquí de maniqueísmos ni radicalismos que
pretenden decretar la muerte de lo cuantitativo y el triunfo inexorable de lo
cualitativo, no se trata de eso; se trata de comprender que ambas, la
investigación cualitativa y la cuantitativa son dos formas válidas de conocer y
que incluso, los que asumimos lo cualitativo como forma de investigar, podemos
acudir a los números, a los datos y a las estadísticas para auxiliar nuestros
procedimientos y resultados; no se trata de un hibrido, no estamos hablando de
eclecticismos complacientes o diplomáticos, estamos hablando de diálogo entre
paradigmas y producción de conocimiento transdisciplinar.
Así,
podemos descubrir en los ensayos los siguientes rasgos tendenciales: a) uso
inadecuado de las mayúsculas; la gran mayoría, por no decir todos, tiene serios
problemas de ortografía, uso de los signos de puntuación; b) aunque no es un
caso muy frecuente, consigo algunos textos donde se omiten las “eses
finales”. Esto desde el punto de vista formal, en lo que se refiere a esas
normas de ortografía que se supone hemos debido aprender desde los primeros
grados de la educación primaria oficial. Luego, en un segundo momento, podemos
decir que, y también en el rango de las formas (tan necesarias para poder
comunicarnos e interactuar socialmente) hay una serie de pautas que se han dado
previamente, y por escrito, que los estudiantes han obviado, sino todos, la
gran mayoría de ellos en sus escritos, a saber: 1) se les ha indicado que coloquen un
título “original” a su ensayo, que exprese lo que está en el contenido de su
texto; pues bien, de diez solo tres estudiantes han colocado ese título; 2)
tampoco, en la gran mayoría de los casos, han colocado el encabezado con unos
datos mínimos de la institución que se les ha pedido que coloquen y 3) la gran
mayoría de ellos ha dejado de lado el criterio pautado que le pedía hacer
referencia a los temas, ideas y comentarios hechos en clase y en los pocos
casos en los que lo han hecho esas referencias han sido vagas y escasas.
Desde
el punto de vista estrictamente cualitativo, los muchachos demuestran esfuerzo
y potencial para la reflexión, para la interpretación. Solo unos pocos se
limitan a copiar. Evidentemente, en sus escritos reflejan la pobre formación
que les ha dado el bachillerato para la argumentación, para desarrollar ideas,
contrastar planteamientos y profundizar en la comprensión. Hay que decir que si en algo se ha insistido en lo que va de curso ha sido en el usar las
herramientas y conocimientos que hemos sopesado en los autores revisados para
contrastar y reflexionar acerca de la realidad sociopolítica y económica en la
cual estamos inmersos; varios de ellos rápidamente captan la sugerencia del docente
al ponerlos a trabajar con la cita de Robespierre y enrumban su ensayo por ahí,
aunque se nota la dificultad para sustentar los planteamientos; no obstante, hay
un grupo más pequeño que tiende a divagar, es errático y uno aún menor que se
limita a copiar pues pareciera que no ha logrado captar el sentido del ejercicio
que se la ha propuesto.
Ahora,
¿de dónde viene esta carencia, esta dificultad para la argumentación, para la
profundización en la reflexión? Ya en los años 50’, del siglo XX, Ángel Rosemblat, en su libro
Problemas de la Educación en Venezuela daba
cuenta de las profundas y abundantes fallas que detectaba desde el punto de
vista escritural, en la comprensión y en la expresión escrita en general, en
bachilleres que se postulaban para estudiar carreras como ingeniería y medicina
en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Esto llama la atención pues fue
precisamente en esas décadas que van de 1950 a 1980 en donde se supone que la
educación venezolana adquirió altos niveles de calidad, en instituciones
públicas y privadas; allí hay una situación dilemática que habría que estudiar
mejor en una ulterior investigación. Se asume también que hacia finales de los
setenta y principios de los ochenta el sistema educativo venezolano sufrió un
descenso en su calidad, bajón que no se detuvo en las dos décadas siguientes. Con
la llegada del chavismo al poder, a partir de 1999, esos vacíos cualitativos no
hicieron más que agravarse pues el socialismo del siglo XXI no hizo más que
acelerar y extremar ese proceso de deterioro educativo en el país, hasta el
punto que la deserción escolar ha cobrado visos de estampida pues ya no solo
desertan los estudiantes, por razones socio económicas y socio políticas sino que
incluso se van, en masa, los docentes, algo nunca imaginado en el pasado y la “solución”
que ha conseguido el régimen ha sido otorgar títulos de bachilleres a
estudiantes que no han recibido clases, que no han demostrado conocimientos y
que no tienen las competencias mínimas para ir a una universidad o para seguir
una carrera técnica. Y ante la falta de docentes solo se les ha ocurrido poner
al frente de las aulas de clase a gente sin ninguna preparación académica real
para enseñar, formar y educar a niños y adolescentes; es decir, que la llamada “revolución
educativa” del chavismo nos ha traído a la barbarie, al atraso y al reino de lo
posible en lo que a “educación” (más bien des – educación) se refiere.
Es
decir, hoy tenemos egresados del sistema educativo que ni leen, ni escriben ni
sacan cuentas, por muy elementales que estas sean. Esos son los estudiantes que
nos llegan a las universidades y son los que no pueden escribir porque nadie se
los ha enseñado, porque además tampoco los han enseñado a leer y ya se sabe que
para poder escribir bien previamente hay que leer mucho. Así, no es que todo
esté perdido pero sí está prácticamente todo por hacer; nuestros estudiantes,
ya sea por intuición, porque han contado con una madre, un maestro o algún otro
adulto, que les ha dado algún tipo de apoyo y herramienta, tienen la
disponibilidad, el deseo, pero necesitan una escuela, un liceo y una
universidad que los forme, que le facilite los espacios académicos para que
hagan la experiencia de leer comprensivamente, dialogalmente y a partir de allí
que se les acompañe y se les enseñe el arte y la técnica de la escritura. Este es
un reto de la educación venezolana y de los educadores venezolanos. No podemos
dejar de soñar que un día, no tan lejano, la escuela vuelva a ser un ámbito de
enseñanza, de aprendizaje y deje de ser un espacio de adoctrinamiento, de
retroceso y de deshumanización de nuestros niños y jóvenes.
Excelente radiografía, ahora me quedo con las ganas de escuchar el tratamiento a seguir.... Un abrazo hermano querido. Un placer leerte. Creo que faltó un espacio en la expresión creo que es y no cuando dices que los estudiantes no siguieron las pautas, aunque se les habían dado por escrito.
ResponderBorrarGracias por leer y gracias por las correcciones! Un abrazo!
ResponderBorrarCada día, las personas escriben menos y si se agrega el hecho de los autocorrectores de telefono y computador más difícil se pone el asunto. Los docentes no escapan de esta realidad... Lo que si es una tarea bien urgente es dedicar tiempo en las aulas para que los estudiantes aprendan a escribir bien y esto va en todos los niveles: escuela, liceo y universidad. Gracias por compartir este texto tan importante y que a su vez nos hace reflexionar críticamente acerca de la escritura. :)
ResponderBorrarEsa es nuestra norte, nuestro reto, nuestra tarea, Mariela; invitar a nuestros chamos a leer, motivarlos, retarlos a que hagan algo que muy pocos hacen pero que es de urgencia recuperar. Gracias por tu lectura y por tu atinado comentario.
Borrar¡Mejor dicho, imposible!
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