Crítica de Televisión: Juego de Tronos
Juego de Tronos,
Los Juegos del Poder
Rolando J. Núñez H.
“Cuando el poder del amor
sea más grande que el amor al poder,
El mundo conocerá la paz”
Jimi Hendrix
Por supuesto
que en esta controversial historia hay muchos temas y subtemas, pero según
nuestro enfoque, el eje que sostiene toda la trama y propuesta artística es el
tema del “poder”; es la lucha despiadada y sin cuartel de todos contra todos
por llegar al "trono", por usufructuarlo. Es el anhelo, y la contienda de las
diversas Casas Nobles (Los Stark, Lannister, Targaryen, Arryn, Greyjoy, Tyrell,
etc) por llegar a ese poder y luego
mantenerse en él; la pelea es vencer a morir, así se lo dice la ya citada
Cersei a Eddard Stark, lo cual este va a comprobar luego.
No podemos
dejar de pensar, ante esta obra de arte, en el autor de El Leviatán (1651), el inglés Thomas Hobbes (1588 – 1651), considerado
padre de la filosofía política moderna, quien en su esfuerzo intelectual por
comprender el asunto político, y los altibajos de poder que este implica, llega
a retomar una máxima que ya venía de la antigüedad: “Homo homini lupus”, esto
es, “el hombre es lobo para el hombre”. No debe ser gratuito el que el escudo
de los Stark sea un lobo. Pues bien, lo que Hobbes propone, a partir de una
comprensión mecanicista del hombre, es que la vida sin un “gobierno”, en un
estado que él llama de “naturaleza” (el modo de vida de los “salvajes”, que
bien podrían ser también “bárbaros” para griegos y romanos, o más allá de la “muralla”,
de “Castle Black”) la convivencia sería imposible porque cada quien se sentiría
con derecho a hacer lo que le viniera en gana. En Juego de Tronos precisamente el conflicto entre los “salvajes”, que
se consideran a sí mismos “libres” y los que viven al sur de la muralla, es que los primeros no tienen rey, no se arrodillan ante nadie,
mientras que los del sur se sienten "hombres", de alguna manera “ciudadanos”
porque se someten a las leyes de un rey, al Trono de Hierro.
Hobbes dirá que si
no hay un monarca, un gobierno, se produce la “guerra de todos contra todos” y
los hombres se devorarían entre ellos; se necesita pues, según el filósofo, ese
leviatán que es el estado, el gobierno, que ponga orden y someta a la gente;
solo que el “leviatán” es un monstruo marino que infunde terror y eso nos
plantea la pregunta: ¿deben los ciudadanos temerle a sus gobernantes o deben
los gobernantes temerle a los ciudadanos? Tyrion Lanister le espeta a Daenerys
Targeryan que “un gobernante que mata a aquellos que le son devotos no es un
gobernante que inspire devoción..., inspira miedo.
Esta clarísimo
que Juego de Tronos es una suspicaz e
inteligente alegoría a la historia de occidente, pues incrusta en ese magistral
puzzle de imágenes, sonidos y estupendas actuaciones, episodios de la historia
universal, de la literatura, de la política, desde la antigüedad hasta la
actualidad; pero, ¿basta el enfoque filosófico de la modernidad, mostrado en
Hobbes aunque de ninguna manera agotado en él, para tratar de verle el filón
reflexivo a la serie inspirada en la saga de George R.R. Martin?
Excelente enfoque! El poder como vehículo para hacer la maldad, es lo que tiene a la humanidad mal. Pero nunca es tarde para cambiar, a pesar de los daños.
ResponderBorrarAsí es, Mariela! No es el mal lo que define al ser humano; el poder también puede ser instrumento para hacer el bien, para humanizar, para buscar la felicidad de todos. Gracias por tu comentario.
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