POLÍTICA, LITERATURA Y FILOSOFÍA: Yo no soy Carlos Marx

Yo no soy Carlos Marx

Rolando J. Núñez H.
@Sisisfodichoso



“Quien a los dieciocho no es comunista, no tiene corazón;
Quien a los veinticinco sigue siendo comunista no tiene cerebro”
(Winston Churchill).


Al margen de diatribas entre primer actor y escritora, en estos días hemos tenido la oportunidad de ver en el Teatro Ateneo, de nuestra ciudad, la obra dramática de Gennys Pérez intitulada "Yo soy Carlos Marx", La pieza cuenta con la excelente actuación de Gustavo Rodríguez y Natalie Cortez. Estéticamente es una obra que se agradece y se disfruta.
Esta ficción se centra en la vida y obra del padre del marxismo, como es lógico suponer por su título. Es aquí donde, a nuestro juicio, están sus mayores bondades. El drama nos presenta un Carlos Marx que al final de sus días padece los rigores de la pobreza y la ingratitud del no reconocimiento de su obra escrita; pero a esto se suma el beneficio que nos da la ficción ya que Marx es capaz de ver, más allá de su época, y de su muerte, que su utopía socialista ha sido un fracaso en todos los sitios en donde ha sido ensayada.
Para nadie es un secreto que el materialismo histórico y dialéctico, aplicado como teoría política y económica fracasó, a lo largo de todo el siglo XX, en la extinta Unión Soviética, en Cuba, China, África, etc., lugares en donde devino en un gran fracaso que además tuvo un costo humano, social y cultural altísimo.
El Marx de Gennys Pérez ironiza y acierta muy bien sobre la pretendida aplicación del socialismo del siglo XXI que en Venezuela nos han pretendido imponer por las buenas o por las malas, y que, hasta ahora, ni por un lado ni por el otro han podido implementar, más allá de las políticas sociales compulsivas y epilépticas que, oh sorpresa, han sido además un colosal fracaso y parapeto para que se produzcan escandalosos actos de corrupción como el que por estos días protagoniza el revolucionario Gobernador de Yaracuy.
Es obvio que uno se consiga con románticos, o interesados, seguidores del régimen actual venezolano, que califiquen la pieza teatral mencionada de “panfleto”, eso sí, esta afirmación la hacen sin aportar ni un solo argumento, y los que aventuran sólo atisban a balbucear sofismas tales como que “todo teatro político es panfletario".
Nuestro pueblo, desde su sabiduría suele decir que "no hay peor ciego que el que no quiere ver". Ese pueblo sabio y paciente, cada día tiene más elementos de juicio para confirmar que ni Carlos Márquez es Carlos Marx ni nosotros somos alemanes y que, menos aún, vivimos en el siglo XIX como para estar creyendo que el comunismo de Marx puede venir a resolver nuestros problemas; simplemente esa camisa no nos sirve, ni el socialismo el XIX ni el del XXI. La nuestra es otra realidad, otra cultura y otra visión del mundo: ¡No somos Carlos Marx!

Esta reseña fue publicada el martes 24 de junio de 2008, en el diario El Periodiquito de Maracay, p. 10.


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