Filosofía Política: Revolución y Revolucionarios...

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¿Qué es una revolución ... Qué es un 

revolucionario?

Rolando J. Núñez H.


"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace
mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga
antigua, rocín flaco y galgo corredor".
(Miguel de Cervantes)


"El Larousse diccionario enciclopédico 2002 define "revolución", en su cuarta acepción, como "cambio brusco y violento en la estructura social o política de un estado, generalmente de origen popular". Su quinta acepción, acusa un sentido figurado que dice "cambio total y radical, transformación completa". Como consecuencia de esto dirá luego que es "revolucionario" "todo lo relativo a la revolución; partidario de la revolución".

La historia, mal contado, que hemos aprendido en la escuela, y en otros espacios menos académicos, pero no por ello menos efectivos en el arte de enseñarnos mitos y fantasías, esa historia, nos ha formado muy poco para reconocer, apenas aparece, lo que verdaderamente es una revolución, y en consecuencia, lo que es un revolucionario.
El trágico melodrama de cierto país nos habla de la aparición de cierto líder carismático, con mucho don de gentes, encantador al hablar y nefasto al actuar. Ese líder se presentó a su pueblo así como el Quijote se presenta a Sancho: un Quijote que tiene como meta componer el mundo, "deshacer entuertos", establecer en el mundo la justicia absoluta y ponerse en la acera de los humildes, de los agraviados, de los débiles y de los 'oprimidos". Sancho, por su parte, es un ser de cualidades, "hombre de bien, si es que ese título se puede dar al que es pobre" nos dice el propio Cervantes. El escudero no es inteligente ni culto, sino "de muy poca sal en la mollera"; es simple y honrado, arquetipo del hombre primario que se debate entre la bondad y el egoísmo. Don Quijote le ofrece a Sancho riquezas materiales y hasta una ínsula; esto fascina al campesino aunque no sepa qué es propiamente una ínsula. Una sola cosa distingue al Quijote cervantino de nuestro "quijote", el primero estaba loco, el nuestro, aunque daba esa impresión, definitivamente no lo estaba, simplemente era un "revolucionario",  sólo que nuestra pésima visión de la historia contemporánea, nos impidió reconocerlo.
Aunque Marx anunció, con bombos y platillos, cada vez que tuvo la oportunidad, su deslinde y divorcio del pensamiento idealista hegeliano, la verdad es que su planteamiento socialista revolucionario nunca dejó de ser menos platónico que las salidas caballerescas del viejo hidalgo de la Mancha. Todas las revoluciones, y todos los revolucionarios del siglo XX, tuvieron como meta única y absoluta "su" ideal utópico de paraíso comunista sin clases, y para llegar a él cualquier cosa, y cualquier acción emprendida por el "héroe rojo" era válida; precisamente el punto era acabar con todo para empezar desde cero, Prácticamente todas esas "grandes revoluciones" tuvieron un éxito rotundo en eso de "acabar con todo" lo que nunca cristalizaron fue "el refundar"; en eso todos fracasaron estrepitosamente.

Evidentemente, desde la lógica del revolucionario, lo que falló en todos esos experimentos no fue el "proceso revolucionario" sino ciertos personajes; de nuevo Don Quijote es capaz de justificar ante Sancho el hecho de que él vea gigantes malignos y su escudero vea simples molinos de viento. Desde esa misma lógica el revolucionario justificará cualquier acción como necesaria a la revolución misma, sea cual sea esa acción; todo con tal de alcanzar ese cambio radical, y romántico por demás, de la estructura socio-política de un país. Quizás el error de los que no estaban de acuerdo con nuestro quijote fue creer que su lógica era también la de ellos, y que cuando éste hablaba de "revolución", "fusiles", "batallas", etc., lo estaba haciendo en el plano de lo metafórico, y no en el plano de lo real. Muy probablemente en lo único en lo que se equivocaron los diccionarios fue en aquello de que la revolución tuviera un origen casi siempre popular, pues descubrieron después los arqueólogos del pensamiento que las ideologías siempre son producto de una vanguardia, de una elite (sea ésta izquierdosa o derechosa), que para nada tienen en cuenta al pueblo y lo que en .este pueda acontecer en realidad.

Nota: Este texto se publicó el viernes 05 de septiembre de 2003 en el diario “El Siglo” (P. B-10), en la ciudad de Maracay, como artículo de opinión.


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