Cine e Ideología: La Vida de los Otros
La Vida de los Otros: Poética de un Régimen Decadente
Rolando J. Núñez Hernández
“La
ideología es necesaria para poder hacer el mal en forma continua y sostenida”
(A. Solschenizyn en Archipiélago Gulag).
“La
Vida de los Otros” es una película
alemana estrenada en 2006 y que obtuvo el Premio Oscar en 2007, además de otros
premios dentro y fuera de su país. En ella observamos como el sistema
socialista que imperó en Alemania Oriental hasta 1989 se sostuvo sobre la
vigilancia perenne que la todopoderosa Stasi , la policía política del régimen, ejercía sobre todos y
cada uno de los ciudadanos.
Un agente
secreto de la Stasi recibe el encargo
de espiar a un escritor que el poder político socialista consideraba
intachable, desde el punto de vista ideológico, lo que desde un principio pone
en evidencia que si por algo se ha caracterizado los llamados gobiernos
socialistas es por sospechar de todo y
de todos. Lo que el policía no sabe, al recibir su misión, es que este último
trabajo le iba a cambiar la vida. , pues descubre que en lo que en realidad
perseguían sus superiores era incriminar al escritor para quitarle la novia.
La película
nos conduce por un universo de censura y represión que se detiene momentáneamente
en el agente secreto que encarna al régimen pero que poco a poco se va
revelando como un hombre sensible, solitario, honesto partidario de la utopía
socialista, pero que a la larga, y casi al mismo tiempo que el famoso Muro de Berlín
se desploma, va a chocar de frente con la cruda realidad de un régimen que
predica la equidad e igualdad pero que en la práctica no hace sino cultivar la
injusticia y la desigualdad. La belleza del filme reside en que nuestro
gendarme, poco a poco, se va identificando de tal forma con el espiado a tal
punto que llegará a salvarlo de la prisión o de la muerte seguro, aún a costa
de su carrera y de su libertad.
Lo que
esta película nos narra se repite una y otra vez en los testimonios, sean ellos
literarios o no, de los miles de hombres y mujeres que vivieron y sufrieron los
socialismos reales en países tales como la desaparecida URSS o los aún sobrevivientes
regímenes de China o Cuba, para nombrar sólo los más notables.
Cualquier
sistema o gobierno que quiera perpetuarse en el poder es detestable, sea de
derecha o de izquierda; pero si algo ha caracterizado a los regímenes totalitarios
de izquierda es que para sostenerse en el poder han diseñado todo un aparato
policial de vigilancia que ha llegado, o pretendido cuando menos, a controlar
hasta lo más íntimo de la vida de las personas.
Para lograr
sus fines los regímenes totalitarios vendieron la idea de que el Hombre Nuevo,
que estaba por nacer, exigía que el hombre concreto renunciara a sus gustos,
necesidades y convicciones. Ese Hombre nuevo después de 70 años nunca nació en
la Unión Soviética, sino que más bien nació muerto tras el derrumbe de la
cortina de hierro: ese Hombre Nuevo, le da paso hoy en China al hombre que
prospera bajo el signo del capitalismo; después de 50 años de revolución,
hambre y dictadura los cubanos no han logrado conocer a ese Hombre Nuevo y hoy
se debaten entre los estertores de muerte de un Fidel que no renace de sus
cenizas y un Raúl Castro que no sabe cómo terminar de quemar las naves
socialistas y echarse en brazos del Tío Sam de una vez por todas. Lo lastimoso
de todo esto es que el costo humano en todos los escenarios mencionados ha sido
altísimo; las purgas de Stalin, la revolución cultural de Mao, la represión del
régimen cubano, han significado la muerte y la prisión de millones; la
separación de familias, la destrucción de pueblos y culturas.
“La
vida de los Otros” no hace sino anunciarnos a todo pulmón que el experimento socialista,
sea este del siglo XX o del XXI, no es sino un monumental fraude que le promete
al hombre un paraíso que nunca llega, pero que el trayecto le quita su vida, su
dignidad y su libertad. Ha sido Jean Paul Sartre el que ha acuñado la frase: “El
infierno son los otros”; cabe preguntarse, ¿se inspiraría el autor de La Náusea en la atroz experiencia vivida
por Europa del Este bajo el régimen socialista que diseñaran las mentes
enfermas de Lenín y Stalin? ¿Queremos los venezolanos un “paraíso” como ese
para nuestros hijos? El pasado 2 de diciembre la respuesta parece haber sido un
rotundo NO. ¿Han captado ese mensaje nuestros gobernantes actuales? ¿Hasta
dónde son capaces de llegar para engendrar a ese “Hombre Nuevo”? la ideología,
sea ella del signo que sea, aliena, y aliena porque deforma la realidad o
enmascara la injusticia. Todo parece indicar que la exigencia que hoy la
realidad venezolana nos hace es desenmascarar , desmontar ese andamiaje
ideológico que ante la escasez de alimentos, inseguridad, inflación,
deficientes servicios públicos, no hace sino esgrimir las banderas del “golpe
suave”, el acaparamiento, la inmadurez del pueblo, la falta de conciencia de
clase o los intereses del imperio; todos son libretos ya manoseados y gastados;
quien se dé un paseíto por la historia contemporánea se dará cuentos fueron
contados pero a la larga no convencieron a nadie
Este texto apareció
publicado el jueves 17 de enero de 2008 en el diario “El Periodiquito” de
Maracay, en la pág. 4 de opinión. A diez años podemos hacer un balance del
proceso que han seguido los acontecimientos socio políticos que aquí se
tratan. La revisión del texto permite también al
autor valorar críticamente su escritura, las luces y sombras de un proceso que
es fundamentalmente de maduración, de aprendizaje, de camino que se hace al
andar.
Me encantó la reflexión!
ResponderBorrarGracias por leer y por el comentario. Saludos!
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