Coco: Ríes y Piensas...

Coco: El Legado de Nuestros Muertos
Rolando Javier Núñez H.

“La vida solo puede ser comprendida
mirando para atrás:
mas solo puede ser vivida
mirando para adelante”
(Sören Kierkegaard)

         Miguel Rivera es un niño de lo más común que quiere ser músico pero la tradición familiar lo destina a ser otra cosa, aunque él no sabe muy bien cuál es la razón de este dictamen de la matriarca del clan. De todos modos, él se debate entre la fidelidad a la tradición familiar y su propia vocación; parece que Miguelito nos plantea, en medio de una historia aparentemente infantil, uno de los dilemas existenciales fundamentales por los que atravesamos todos alguna vez en la vida. Sí, pareciera que nos define la tensión entre el legado que nuestros padres (o madres) nos han dejado y el camino que cada uno elige seguir. Fernando Savater ha dicho, en uno de sus libros, que la educación, y los educadores (y los son los maestros pero también los son los padres),debe ser en parte conservadora y en parte innovadora, irreverente; conservadora porque la labor del que enseña es pasar a la generación más joven aquello que los adultos han recibido, a su vez, han construido y valoran como importante; al mismo tiempo el enseñante debería presentar propuestas y situaciones para que el muchacho se abra a la creación, a la innovación y tenga herramientas para desenvolverse en el mundo nuevo en el que le toca vivir.
         El problema es que no siempre los adultos (y menos aún los más jóvenes) tenemos claro todo esto, y entonces la vida fluye según va aconteciendo la cotidianidad, a veces para bien, a veces para mal.
         Lo cierto es que en el pueblo de Miguel, el protagonista de Coco (2017), se consigue, el Día de Muertos, con la historia de su familia y con la suya propia. Y ese hallazgo lo empuja a decidir, a optar, a arriesgarse, a no conformarse. He aquí, a nuestros entender, la primera veta de la película: quien quiere ser dueño de su historia tiene, en algún momento de la vida, que enfrentarse a ella.
         El segundo filón de la historia: tomar las riendas de mi vida no significa olvidar a los que me precedieron. En una época como la que vivimos, tan teñida de postmodernidad, es muy común olvidar a nuestros padres y abuelos, llevarlos al cementerio, enterrarlos, y pasar la página. Incluso hay algunas confesiones religiosas que adoctrinan a sus seguidores a dejar atrás a sus difuntos. En la película asistimos a una hermosísima tradición del pueblo mejicano que consiste en “recordar”, “honrar” a los que han partido a la “otra vida” con ofrendas y oraciones: toda una celebración popular. Recordar y resarcir la memoria de los que dieron su vida para criarnos y educarnos pasa, en esta simpática fábula, incluso por mirar “más allá”, correr velos, derribar pedestales y restituir a quienes habían sido engañados y timados en su buena fe y en sus derechos.
         Si algo nos deja esta divertida, y al mismo tiempo reflexiva, historieta, es que somos memoria, somos la historia que para nosotros construyeron nuestros padres, nuestras madres, nuestros abuelos; y somos, claro, producto además de nuestras decisiones; en resumen, somos una síntesis riquísima de nuestro pasado y nuestro presente. Volver al cementerio de vez en cuando, es mantener viva la herencia de esos que nos precedieron y que nos ofrendaron sus trabajos y sus días, es ser agradecidos, es, por paradójico que parezca, celebrar la vida, cantar, como quería Miguel, nuestras alegrías y nuestras tristezas


 Ficha técnica

Dirección: Lee Unkrich. Producción: Darla K. Anderson. Guion       Adrian Molina, Matthew Aldrich. Historia:          Lee Unkrich, Adrian Molina, Jason Katz, Matthew Aldrich. Música: Michael Giacchino. Fotografía:         Matt Aspbury, Danielle Feinberg3. Montaje: Steve Bloom, Lee Unkrich. Protagonistas:    Anthony Gonzalez, Gael García Bernal, Benjamin Bratt, Alanna Ubach, Renée Victor, Ana Ofelia Murguia, Edward James Olmos, Lombardo Boyar, Alfonso Arau.

Comentarios

  1. Excelente aporte, un análisis impecable y generoso para cualquier lector!

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    1. Gracias, por tu lectura y por tu comentario, Mayda! Saludos!

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  2. Me perdi de verla aqui en Italia pero mi hija y mi nieto la vieron y mi hija me dijo q solo un latinoamericano podia «sentir» lo que la película trasmite...es una materia pendiente...gracias por el texto...me parece escucharte!

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    1. Es una hermosa película, María! No dejes de verla. Un abrazo grande!

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  3. De honrar a los que nos ayudaron a "ser" con sus legados y desaciertos, los primeros para replicar y los segundos para aleccionar.

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