Política y Medios de Comunicación. "Los Medios Mienten": ¿Panfleto Ideológico?

            
“Los Medios Mienten”: ¿Panfleto Ideológico?


Rolando J. Núñez H.
@Sisifodichoso


"Un examen atento nos revela que el sabio, el investigador, el filósofo y el artista, valen, no por la ausencia de prejuicios, sino por la calidad de los que poseen" (Aurelio Ras).


EI análisis, y estudio crítico de los medios de comunicación, ha sido, desde hace muchos años, un tema infaltable en las aulas universitarias venezolanas, y en todos aquellos espacios académicos que se ocupan de abordar las problemáticas propias del hombre contemporáneo. Entre nosotros se convirtieron en referencia obligada las investigaciones realizadas por Antonio Pascuali, (entre otros), caracterizadas por sus profundos análisis y poco complacientes conclusiones acerca de los llamados Mass Media. El temario en esos cursos universitarios casi siempre eran, y siguen siendo, la lectura crítica de la televisión, la prensa escrita, la publicidad (subliminal o explícita), la radio, etc. Es claro que el aporte de ese tipo de trabajos y estudios es innegable, y que en cualquier sociedad abierta, y verdaderamente democrática, el debate acerca del papel de los medios no puede estar ausente.
La tragedia surge cuando esa crítica se vuelve "acrítica"; cuando se ve en los medios a demonios contra los cuales hay que emprender una "guerra santa", al estilo de los cruzados medievales o de los fundamentalistas islámicos. Es muy común oír hoy en nuestro país afirmaciones como: "los medios no son objetivos" (¿habrá alguno que pueda hacer gala de absoluta neutralidad, por muy revolucionario que quiera ser?) o "detrás de cual o tal medio hay estos y aquellos intereses" (¿será posible hallar uno en el planeta que sea absolutamente desinteresado? Si alguien lo consigue es que no es hecho por humanos). Ese tipo de comentarios es comprensible oírlo en un buen grupo de la población cuyos elementos de juicios vienen dados más por la emotividad y la falta de criterios formados que por una visión ecuánime acerca del papel de los medios en una sociedad. Lo preocupante es que esa visión del problema es compartida además por profesionales universitarios que se supone deberían tener una percepción más equilibrada de la situación que vivimos en la actualidad.
Cuando oímos decir, por ejemplo, a un docente, con más de veinte años de experiencia, que un periódico es malo y para justificar su afirmación (interesada por demás en defender una posición política e ideológica) echa mano de cualquier razón, o sinrazón, (frases como "este periódico mancha las manos" o "este periódico ya nadie lo compra") entonces tenemos que decir que estamos ante un síntoma grave que nos habla de intolerancia, de ideologización y de in-comunicación, que nos conduce a la instauración de una única verdad. Cuando se le pregunta a estos defenestadores de los medios qué periódico dice la verdad sencillamente no saben que responder.

Definitivamente estos señores sólo vieron la primera parte de la película, es decir, se quedaron con la crítica postmoderna que todo lo desmonta y de-construye (aunque en la gran mayoría de los casos sólo descalifican sin argumentos, únicamente repitiendo frases hechas o lugares comunes), y que luego no propone nada, pero nunca se enteraron de que con los medios hay que aprender a dialogar, que lectura crítica significa saber ubicar lo que más se acerca a la verdad y lo que no, que ser un televidente independiente es descubrir valores y antivalores, eh fin, que para combatir una enfermedad no mato al paciente sino que trato de salvarlo. Matt Groenning, el escritor de la serie Los Simpsons, tan criticada dentro y fuera de EEUU ha dicho, "si no quieres tener un hijo como Bart no seas un padre como Homero". Y es que los problemas no se resuelven ocultándolos sino enfrentándolos, evaluándolos, considerando sus múltiples aristas y posibilidades, así el asunto mediático no se salva liquidando los medios, sino más bien dotando a los ciudadanos de herramientas teóricas y conceptuales que permitan decidir a cada uno qué hay de cierto en cada mensaje, en cada opinión. Pareciese que lo que realmente se esconde detrás de esa fobia desatada contra los medios es un gran temor a que se digan verdades y se descubran realidades que para nada convienen, al poder de turno, hacer públicas.
Esa inquisitorial persecución desatada contra los medios, en los últimos tres años, le hace un muy flaco favor a la cultura ya la "alfabetización" del venezolano común pues, según las estadísticas, el venezolano promedio lee menos de un libro al año (sabemos que hay muchísimos compatriotas que nunca llegan a leer un solo libro en su vida, muchos de ellos con títulos universitarios, pues en la gran mayoría de las universidades sólo leen, a lo largo de toda la carrera "guías"). En un país predispuesto, por cultura, para la "no lectura", el acoso a los medios escritos, y no escritos, le da a muchísima gente, entre ellos un gran número de docentes', la excusa perfecta para aferrarse a eso que los especialistas han llamado "analfabetismo funcional", es decir, ese fenómeno en el cual la gente teóricamente sabe leer y escribir, pero dado que nunca lo hace, sumado al hecho de que la alfabetización recibida no ha sido la más adecuada para formarlo cómo lector independiente, en la práctica no se es realmente un lector. En este estado de cosas cualquier plan de alfabetización, por muy bueno y milagrosa que pueda parecer, fracasará aparatosamente, pues no existen recetas mágicas para formar ciudadanos que sean capaces de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, siguiendo las palabras de aquel gran comunicador y comunicólogo de Nazaret.

Una visión simplista del fenómeno comunicacional, como la que acabamos de analizar, nos expone a un maniqueísmo idiotizante que organiza toda la realidad en blanco y negro y nos conduce a una sociedad en donde los lectores descalifican cualquier libro, o cualquier periódico, sin ni siquiera abrirlo. Maneras de ver el mundo y percibir la realidad, como estas, es lo que condujo a aberraciones como la quema de la gran biblioteca de Alejandría en el 640 por los musulmanes bajo el mando del Califa Omar I. Este caudillo mahometano actúo haciendo un razonamiento muy ele- mental: "Si los libros que están en esa biblioteca van en contra del Corán deben ser quemados, y si no van contra el Corán es porque ya están contenidos en el libro sagrado, por lo cual igual deben ser quemados". Este sofisma condujo a la destrucción de un patrimonio cultural que, según algunos historiadores, albergaba la colección de libros más grandes del mundo antiguo; poco más de 500.000 volúmenes.

Nota: Este artículo fue publicado, en Maracay, el jueves 25 septiembre de 2003, en el diario El Siglo, en la pág B – 10 (Sección de Opinión). Al día de hoy, quince años después, el régimen chavomadurista ha ido logrando lo que en aquel momento se proponía al atacar a los Medios de Comunicación independientes, que era “buscar” razones para cerrar periódicos, canales de televisión y emisoras no sumisas. En la actualidad, en Venezuela, y gracias a la asfixia y persecución del régimen, la gran mayoría de los medios impresos de comunicación impresos han desaparecido. Una vez logrado el objetivo del chavismo en el poder, las consignas y panfletos contra los Medios, estimulados desde el poder, dejaron de oírse y leerse. Si alguna ventana queda abierta a la información y libertad de expresión es la que ofrecen los medios digitales y virtuales, redes sociales, etc. Era esta una tribuna con la que no contaba el régimen en aquel momento y con la cual lucha con todo el poder que le da el estado para acallarla.


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