Cine y Política: Perder Es Cuestión de Método
Perder, ¿Es Cuestión de Método?
Rolando J. Núñez H.
rolandonunez70@hotmail.com
“Perder es Cuestión de Método” es la última película
del director colombiano Sergio Cabrera. Hace meses ya que esta producción fue
estrenada en Europa, obteniendo del público excelentes comentarios. En América
Latina, claro, no somos profetas en nuestra tierra y esa es la razón por la que
ahora es cuando esta pieza fílmica llega a nuestros cines; por cierto, sin
ningún tipo de publicidad, casi escondida, como para que pocos se enteren y,
lógicamente, se pierdan una película distinta, artísticamente impecable y con
un planteamiento temático que nunca pierde vigencia para el hombre
contemporáneo latinoamericano, sitiado por la corrupción política y económica,
los altos niveles de inseguridad en nuestras urbes y los altibajos
existenciales de aquellos que hacen lo posible, y lo imposible, por sobrevivir
y abrirse paso a través de estos ogros.
Un periodista, sumido en el fango del
despecho y del no alcanzado éxito literario, recibe la exclusiva de informar
acerca de un cadáver sin identificar que ha sido “empalado”, una bárbara
costumbre que ya se creía olvidada. A cambio debe escribirle un discurso al
jefe de policía quien le suele manifestar muy poco aprecio. A partir de allí el
reportero se verá envuelto en una madeja de intereses, económicos y de poder,
en la que toman parte políticos corruptos, empresarios voraces e inescrupulosos
y mafiosos aviesos.
La retórica
de la que abreva el largometraje se nutre de la ya arquetípica dupla del
Quijote y Sancho, o de Sherlock Holmes y Watson, al juntar al periodista (alto
y delgado) con un hombre ocurrente, preguntón e insignificante (bajito y
gordo), que se toma muy apecho el asunto de investigar la identidad del cadáver
empalado. Al dueto se le suma la infaltable Dulcinea, que en este caso se
materializa en una nada ideal prostituta con cara de niña y cuerpo de diosa que
para los policías tiene 23 años y para los clientes 16. ¿“La verdad”? ni ella
misma la sabe.

Este texto fue publicado
como artículo de opinión el viernes 10 de febrero de 2006 en el diario El Siglo
de Maracay, en la página B – 10.
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